Consejos para comenzar el 2007 (2ª parte)
Buenos frente a malos
Los alimentos que se toman en las fiestas, ricos en azúcar, sal y en carbohidratos pueden trastocar el equilibrio bacteriano de la zona digestiva, permitiendo que proliferen las bacterias malas o poco amistosas. Necesitamos las bacterias buenas para descomponer los alimentos, producir las vitaminas B y apoyar a nuestro sistema inmunológico. ¡Los alimentos ricos en fibras ayudan a restituir el equilibrio y a reponer las bacterias buenas, otra razón por la que deberás llenar tu plato de productos frescos!
Come despacio
¡Masticar los alimentos de manera apropiada realmente a yuda a satisfacer el apetito produciendo aproximadamente 1,7 litros de saliva al día! La saliva tiene un efecto lubricante sobre los alimentos y contiene encimas que descomponen los carbohidratos, además de que desinfecta los contenidos de la boca – el no masticar lo suficiente reduce estas importantes funciones. ¡La personas que comen rápido, con frecuencia comen más, pero su digestión es menos eficaz, por lo tanto, come despacio y mastica a conciencia!
Come regularmente
El estómago segrega jugos gástricos en intervalos regulares, si no tiene nada o poco que “procesar”, estos jugos se convierten en ácidos perjudiciales – es probable que alguna vez hayas experimentado esa desagradable sensación de “acidez” producida por los retortijones de hambre! Para mantener los tiempos biológicos naturales del organismo, es esencial comer en intervalos regulares, a ser posible de cada cuatro a seis horas; esto ayudará a proporcionar a tu organismo un suministro constante de nutrientes, lo que contribuirá a reducir los retortijones, los cambios de humor y las pérdidas de energía.
Molestias digestivas
El estrés y las emociones asociadas pueden activar las hormonas “combativas”, lo que distrae la atención del aparato gastrointestinal, abandonando momentáneamente el proceso digestivo mientras que el organismo se prepara para la “acción”. Los alimentos que se ingieren en esos momentos no se pueden digerir apropiadamente, por lo que no tiene sentido comer cuando estás enfadado, molesto o te sientes presionado. La regla de oro es bien sencilla – come cuando te sientas relajado y tengas tiempo de concentrarte en disfrutar de tu comida. Comer cuando se está estresado es como provocar una indigestión.
Saborea la comida
Si tu intención es prestar los cuidados necesarios al sistema digestivo, recuerda una sencilla afirmación: ‘el alimento es mi combustible, soy lo que como’… Cuando hagas la compra, fíjate en lo que estás escogiendo y pregúntate, ¿hasta qué punto es nutritivo? ¡Prepara tus comidas con una dosis adicional de cuidado y cariño – es cierto que eres lo que comes! Una buena comida debería hacer que se te hiciera la boca agua, se te encendieran los ojos, se te despertara el apetito y debería dejarte plenamente satisfecho. No es posible conseguir este nivel de disfrute en cada comida, pero piensa en los beneficios que obtendrías si así fuera. Estos sencillos cambios realmente te ayudarán a sentirte más saludable.